Collage; Font: Flickr. |
Dos ciudades, dos mundos, un punto de color.
Las desgracias no siempre afectan a los pobres; simplemente estos están
desamparados y a merced de las circunstancias; mientras, los sobreprotegidos poderosos, hacen minutos de silencio a las puertas de las
instituciones que perpetúan su cómoda realidad. Extremismo. Cuando un
grupo de ciudadanos, llevados por la pasión de la injusticia, pretenden
alcanzar los lugares de poder, para hacerse visibles y expresar fragrantes desigualdades, ya sea en el congreso de los diputados, en el parlament català o a
las puertas del hotel donde se “celebra” la reunión del G-7, siempre, sin
discusión, estos ciudadanos son tildados por los medios de comunicación y por los estamentos de poder como radicales y extremistas; ¿Qué hay más extremo
que el 90% de la riqueza esté en manos del 10% de la población? ¿Qué hay más radical
que perpetuar las diferencias entre ricos y pobres y achacar las desgracias a
la diosa fortuna? Perverso uso de las palabras; esas palabras que dirigen hacia
aquellos que luchan por cambiar un mundo injusto para que nadie las use para
definirlos a ellos. ¿Quiénes son realmente extremos?, ¿quiénes acentúan la
radicalidad?, ¿quiénes polarizan el mundo? sean quienes sean, seguro que no están en Nepal...ni a orillas de Lampedusa.....ni en el Yemen.......ni en los cajeros de madrugada..........
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