dimarts, 3 de març del 2015

Comentario y reflexión sobre la conferencia dada en 2006 por Ken Robinson en el marco de las conferencias TED titulada: “School kills creativity”

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La educación es un tema que interesa a todo el mundo y del que todos tenemos una opinión formada al respecto; pero pocos como Ken Robinson para hacer llegar con humor y sutiliza reflexiones pertinentes sobre la cuestión.


En dicha conferencia, Robinson, pone el foco en la habilidad que tienen los sistemas educativos públicos para desperdiciar las capacidades creativas que poseen los niños y niñas, anulándolas; como consecuencia de mantener un sistema de educación público basado en satisfacer las necesidades de la industrialización; dicho sistema priorizaba aquellas materias más útiles para el trabajo, la industria y la producción, y medía la inteligencia en términos de habilidades académicas. Hoy sabemos que la inteligencia es diversa, dinámica e interactiva y única, que posee la capacidad de innovar, y con ello desarrollar ideas creativas, a partir de la interacción entre ideas de diferentes disciplinas enfocadas en un mismo objetivo o cuestión. Esta idea de inteligencia se contrapone con aquella puramente academicista que conduce al éxito académico y en la que se priorizan materias como las lenguas y las matemáticas, de gran importancia sin duda, no dejando cabida a otras aparentemente de índole menos productivo en términos de industrialización clásica.


Si aún ha de ser la industria la que defina el perfil de los ciudadanos del futuro y de la educación que éstos han de recibir, la creatividad desaparecerá progresivamente. Afirmación esta que se apoya en la estigmatización que desde las empresas, y también desde el sistema educativo tanto público como privado, se hace del error; un niño cuando no sabe algo, prueba, y lo hace sin miedo a equivocarse y precisamente es en la osadía de probar, fallar y no desfallecer o hundirse por haberlo hecho, donde recae el inició de la originalidad, de aquello potencialmente original. Continuar con un sistema educativo que perpetua la jerarquización de las materias, que no equipara en nivel de importancia la creatividad con asignaturas tan importantes como las matemáticas o las lenguas y que anula la ingeniosa, innovadora, arriesgada y en definitiva creativa mente de los niños y las niñas de nuestro sistema educativo, solamente nos puede llevar al estancamiento a corto plazo y a la desidia a largo plazo.


La introducción de las competencias básicas es un primer paso para la eventual revolución que los sistemas educativos necesitan. Visto con una cierta, corta, pero suficiente perspectiva (esta conferencia es del 2006), hemos pasado de un paradigma educativo basado en la excelencia académica, en la educación de nuestros hijos e hijas de cintura para arriba centrándonos en el cerebro, como si todo el sistema educativo fuera un largo proceso de admisión universitaria, a otro paradigma, aún  en construcción, que reaccionando de forma adversa sobre-estimula a nuestros estudiantes haciendo que no cesen de experimentar con todo, para así descubrir que les puede interesar y evitar la eliminación o la no expresión de algún talento oculto, provocando en ocasiones el efecto contrario. Ambas conductas tienen en común la obsesión con la que una sociedad ansiosa vive la existencia. Como dijo Joan Teixidó Saballs, la escuela ha de respirar calma para de esta manera no dejarse llevar por la vorágine de lo nuevo ni dejarse aplastar por la losa de lo viejo.

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